sexta-feira, 29 de junho de 2012

NUEVOS RUMBOS


vía Roberto Amorim (http://imortaljuventude.com.br)
De pronto, como insospechado terremoto, algo despierta dentro de nosotros. Las ganas de ser lo que Dios ha imaginado de nosotros se nos toman el corazón, dándonos la gracia de una fe renovada y renovadora, traducida en nuevas ansias, nuevos deseos. Laten en el hondo del alma las ganas de ser feliz, no de cualquier modo sino felicidad de verdad, con gusto, olor, color de felicidad. Felicidad que no se marcha luego que uno pone la cabeza en el almohada, sino que permanece todo el tiempo flameando en el interior y ya por la mañana, temprano, se nos abre las ventanas del alma para que nuestras habitaciones oscuras sean iluminadas por la luz que viene del Cielo.



Entonces se nos viene una inspiración: ¡Recomienzo! ¡Restauración! Una brisa ligera sopla a los oídos del alma esas palabras que se vuelven abrasadoras! Una voz extremamente serena, pero firme y fiable se nos susurra: “Nuevos Rumbos!”. Y la vela de nuestro barco se rinde a la brisa que se pone a soplar en sentido contrario a las furiosas olas que se nos lanzan para todos los lados, sin que ni siquiera podamos arrimarnos a algún puerto,  muchas veces arrojándonos en playas desiertas.








¿Pero de qué va todo eso? ¿Cómo traducir esta torrente de sentimientos tan intensos y a la vez maravillosos? ¿Qué hacer con ellos? ¡Eso es lo que se llama Amor de Dios! Un amor que es regalo y no premio y que de pronto se nos despierta para la noble vocación de vivirlo intensamente. Es el Espíritu Santo inspirando nuevas actitudes, nuevas posturas de vida, nuevos corazones, a fin de que por medio de nosotros surja una nueva generación de hombres y mujeres trasformados y
trasformadores por la fuerza de este Amor. Un Nuevo Rumbo, es decir, caminar precisamente en la dirección opuesta a la que caminábamos, como los diez leprosos que al encontraren a Jesús, tomaran nueva ruta en sus vidas y resueltamente caminaron por ella, ¡siendo sanados de sus lepras mientras caminaban! A cada paso adelante un hombre nuevo naciendo y el hombre viejo, esclavo del pecado, siendo desterrado del corazón; siendo muerto y sepultado.






Esta es la decisión que el Señor viene inspirando a tantos corazones. Un deseo intenso de existir tal cual Dios nos ha creado y, a la vez, una paz inquieta que se nos mueve a llevar Jesucristo a los demás por medio de una fe testimoniada con alegría e intensidad, asumiendo resueltamente el compromiso de ser sal de la tierra y luz del mundo. Caminar rumbo a una nueva historia!!!


Nuevos Rumbos… para nuevos corazones!!!
Nuevos Rumbos!!!


Afectuosamente,
Roberto Amorim

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